COMO RECONOCERLO (II)
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COMO RECONOCERLO (II)
La mayoría de los Arqueros procuran sinceramente levantarte el ánimo. Por lo menos, empiezan con esta intención, pero a veces se les convierte en un adoquín más en el camino del infierno. Una vez tuve un jefe Sagitario que se empeñó en levantarme la moral diciéndome cuanto mejor que lo habitual llevaba el pelo cuando hacia más de una semana que no me lo lavaba ni me lo marcaba. A pesar de todo seguimos siendo amigos, así que ya ves que es inútil exasperarse. Además, de vez en cuando, Sagitario puede salir con una declaración sensacional que realmente te levanta el espíritu y te compensa todo lo demás. Son capaces de ofrecer consejos profundos y sabios, cuando uno se toma el tiempo de analizar sus opiniones. Como Sagitario es signo de fuego, la mayoría de los Arqueros son extrovertidos, charlatanes y directos. Algunos hay que resultan penosamente tímidos, pero incluso esos están llenos de ideas originales, y pueden ser igualmente torpes. En realidad, los sagitarios tranquilos y de modales apocados son capaces de los sueños más grandiosos y de apuntar a las metas más altas. Introvertido o extrovertido, el Arquero es promotor de corazón. Es posible que ese raro ejemplar que no habla mucho esté planeando algo realmente espectacular con que sacudir a un mundo desprevenido. Aunque su lengua calle, su mente está ocupada, de modo que es mejor que recuerdes que su signo siempre estará ahí, en el fondo de su naturaleza, si no quieres que Sagitario te tome por sorpresa con su próxima y pasmosa jugada.
Casi siempre, el Sagitario típico es feliz y gregario, pero su temperamento puede estallar como un cohete si se siente importunado por gente que abusa de su forma de ser naturalmente amistosa o se toma demasiada confianza con él. También son habituales las rebeliones contra la autoridad y contra una sociedad opresora. Sagitario jamás escurrirá el bulto ante una pelea o una petición de ayuda. Las mujeres son capaces de perder su disposición normalmente agradable para atacar con la cortina de fuego de un discurso inesperadamente serio que ponga en su lugar a los impertinentes. Los hombres se valdrán de sus puños, desdeñando las armas. No es raro que la persona grosera e insultante que ha jugado con la buena disposición de Júpiter se encuentre despatarrada en la acera, pensando de dónde habrá venido ese cambio.
Los gallardos hijos de Júpiter no pueden soportar que se les acuse de fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su integridad hará arder con fiereza su indignación, pero después de sus orgullosas demostraciones temperamentales, el Sagitario típico sentirá remordimientos y pedirá disculpas. Es capaz de ponerte un ojo negro y enviarte al hospital, pero lo más probable es que el Arquero empiece por hablar y actuar, y solo después piense en las consecuencias.
Son muchos los nativos de este signo a quienes atraen los escenarios, y nadie se siente más feliz que ellos concediendo repetidos bises a un público entusiasmado. Es capaz de cantar hasta quedarse ronco, o de gastarse los zapatos bailando, por el puro placer de la representación. El mundo del espectáculo está lleno de Arqueros.
Los hombres y mujeres de Júpiter poseen una fuerte vena religiosa, especialmente en su juventud. Se interesan muchísimo por los asuntos de Iglesia, pero a medida que maduran pueden volverse escépticos ante lo dogmático, inclinándose a cuestionar su antigua fe y tendiendo a buscar la perfección de sus valores Es raro el Sagitario que no tenga un juego de maletas de viaje; les encanta viajar, y por lo general tienen por lo menos una maleta, traqueteada en centenares de escapadas, ya preparada y lista para usarla sin pérdida de tiempo.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el Sagitario típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niega a aceptar la seriedad de la vida, aunque hay algunos que en sus últimos años afrontan de forma admirable la responsabilidad. Sin embargo, nunca se sienten verdaderamente felices bajo su peso. La naturaleza de Júpiter se rebela contra el confinamiento, que si es excesivo puede provocar enfermedades graves. Si Sagitario es capaz de sobrevivir a todo eso, y al desgaste provocado por la dispersión de sus energías, vivirá tanto como Matusalén. La mayoría de los Arqueros mantienen intactas sus facultades, refinadas por la edad, hasta el final, y con ellos es muy raro que la senilidad sea el problema.
Sus puntos sensibles son las caderas, pulmones, hígado, brazos, manos y hombros, intestinos y pies. El amor a los deportes y a la vida al aire libre que caracteriza a este signo puede hacerles propensos a accidentes debidos al exceso temerario de actividad, pero es raro que en los hospitales se les pueda mantener en cama más de unos pocos días. Sagitario cede de mala gana a la enfermedad, y se recupera con sorprendente rapidez. Es alguien a quien la vida rara vez derrota en forma permanente. Los Arqueros creen que con toda seguridad mañana será mejor que ayer, y hoy es bien interesante. Los ataques de depresión desaparecen casi antes de que las nubes hayan llegado a oscurecer la luz del sol.
A menos que en su carta natal haya alguna influencia cautelosa y conservadora, todo Sagitario tiene algo de jugador. Son muy pocos los que pueden resistirse a arrojar un par de billetes sobre el tapete verde. El repiqueteo de los dados en el cubilete tiene para algunos hombres y mujeres de Júpiter el atractivo de las canciones de Circe. Si su nacimiento estuvo señalado por aspectos diversos entre los planetas, un Arquero puede perder una fortuna en el juego de azar, o tirar el dinero del alquiler a las patas de su caballo favorito. Los casinos de juego atraen a Sagitario como el azúcar a las moscas, y lo mismo sucede con otros juegos más serios, como el mercado de acciones y las operaciones inmobiliarias. Afortunadamente, la mayor parte de ellos mantienen bajo control su tendencia a la especulación, pero no por eso se privan de arriesgar de vez en cuando un billete de lotería. Tanto los tímidos como los enérgicos sabrán aprovechar en cualquier momento las oportunidades amorosas: Sagitario se entrega al romance con temerario abandono, pero es frecuente que cuando se habla de matrimonio se detenga súbitamente en seco; lo piensa bien antes de seguir adelante, y mete la pata después de hacer cuidadosas consideraciones. Aunque en las relaciones amorosas el Arquero es cálido y afectuoso, resulta bastante esquivo a la hora de dejarse atrapar. Simbólicamente, es mitad hombre y mitad caballo, lo que evidentemente le da una cabeza de ventaja en cualquier partida de caza, a menos que tropiece con sus propias patas.
Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se cuentan la tendencia al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la bebida -que puede llevarles a la obesidad y al alcoholismo-, el hiriente sarcasmo que puede empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema, y la incapacidad para guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos es necesariamente permanente; resultan fáciles de desarraigar para la determinación de Sagitario. El Sagitario medio te hará un préstamo de dinero sin hacerte pasar jamás por la vergüenza de pedirlo, ni siquiera obligar a devolverlo (si no media un signo lunar cicatero). El ama de casa de este signo adoptará al huérfano sin hogar o al animal perdido, y en su mesa siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El Arquero abrazara con devoción ciega una gran causa, y creerá que las posibilidades superan a las desventajas: una actitud que resulta de su imaginación brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender su posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras al adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se mantiene por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego esté siempre listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a su pupilo o su causa del momento. Como enemigo es formidable, porque se toma el tiempo de poner la mira en su víctima, le apunta directamente. Es raro que sus flechas fallen el blanco; están impregnadas de humor satírico y son lo bastante agudas como para atravesar la más sólida de las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente divertidos, una curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando hacen un chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se retuerce de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa, contentísimo, que festejan sus grandes dotes de comediante. De todas maneras, puede resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en la forma mas chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan modesta, que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o tal vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar su inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite saber exactamente lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y recordar libros y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden olvidar donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente pierden guantes, llaveros, billeteras... y hasta hay quien tiene la maldad de decir que perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie le cree ni media palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si intenta explotar esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado rápidamente y sin esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar que las cosas salgan como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y alerta puede rescatarle de los resultados de una excursión por el territorio del engaño, a menos que tenga ascendente Escorpio. Conozco un Arquero reservado y silencioso que tiene un ascendente Plutoniano, lo cual le convierte en un gran jugador de ajedrez. Este tipo de jupiterianos son excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para encontrarlos.
Para Sagitario, la vida es secretamente un circo, en el que él es el payaso que rueda y da tumbos, atravesando aros de color púrpura, ataviado con un traje azul cielo. Tiene la cara embadurnada con los brillantes y alegres colores del maquillaje.
A medida que la música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y se cae; después, con un perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo de un airoso caballito. En los dedos de las manos luce tres anillos de turquesas; en los de los pies tintinean cascabeles que suenan como el lejano carillón de un campanario que se pierde entre las nubes. El Arquero hace sonar alegremente un lustroso cuerno de estaño, ese metal blando y maleable al que apenas si afecta la humedad. No importa que sea osado o tímido; la autentica naturaleza de este idealista generoso es tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se prende un clavel sobre el enorme corazón y curva su arco en dirección al cielo. Cuando apunta bien, sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede ver el hombre, más allá de las estrellas, al lugar donde nacen realmente todos los sueños.
Casi siempre, el Sagitario típico es feliz y gregario, pero su temperamento puede estallar como un cohete si se siente importunado por gente que abusa de su forma de ser naturalmente amistosa o se toma demasiada confianza con él. También son habituales las rebeliones contra la autoridad y contra una sociedad opresora. Sagitario jamás escurrirá el bulto ante una pelea o una petición de ayuda. Las mujeres son capaces de perder su disposición normalmente agradable para atacar con la cortina de fuego de un discurso inesperadamente serio que ponga en su lugar a los impertinentes. Los hombres se valdrán de sus puños, desdeñando las armas. No es raro que la persona grosera e insultante que ha jugado con la buena disposición de Júpiter se encuentre despatarrada en la acera, pensando de dónde habrá venido ese cambio.
Los gallardos hijos de Júpiter no pueden soportar que se les acuse de fraude. Una acusación injusta que ponga en tela de juicio su integridad hará arder con fiereza su indignación, pero después de sus orgullosas demostraciones temperamentales, el Sagitario típico sentirá remordimientos y pedirá disculpas. Es capaz de ponerte un ojo negro y enviarte al hospital, pero lo más probable es que el Arquero empiece por hablar y actuar, y solo después piense en las consecuencias.
Son muchos los nativos de este signo a quienes atraen los escenarios, y nadie se siente más feliz que ellos concediendo repetidos bises a un público entusiasmado. Es capaz de cantar hasta quedarse ronco, o de gastarse los zapatos bailando, por el puro placer de la representación. El mundo del espectáculo está lleno de Arqueros.
Los hombres y mujeres de Júpiter poseen una fuerte vena religiosa, especialmente en su juventud. Se interesan muchísimo por los asuntos de Iglesia, pero a medida que maduran pueden volverse escépticos ante lo dogmático, inclinándose a cuestionar su antigua fe y tendiendo a buscar la perfección de sus valores Es raro el Sagitario que no tenga un juego de maletas de viaje; les encanta viajar, y por lo general tienen por lo menos una maleta, traqueteada en centenares de escapadas, ya preparada y lista para usarla sin pérdida de tiempo.
Siempre observarás un aire un poco infantil en el Sagitario típico, ingenuo, bravo y optimista. Se niega a aceptar la seriedad de la vida, aunque hay algunos que en sus últimos años afrontan de forma admirable la responsabilidad. Sin embargo, nunca se sienten verdaderamente felices bajo su peso. La naturaleza de Júpiter se rebela contra el confinamiento, que si es excesivo puede provocar enfermedades graves. Si Sagitario es capaz de sobrevivir a todo eso, y al desgaste provocado por la dispersión de sus energías, vivirá tanto como Matusalén. La mayoría de los Arqueros mantienen intactas sus facultades, refinadas por la edad, hasta el final, y con ellos es muy raro que la senilidad sea el problema.
Sus puntos sensibles son las caderas, pulmones, hígado, brazos, manos y hombros, intestinos y pies. El amor a los deportes y a la vida al aire libre que caracteriza a este signo puede hacerles propensos a accidentes debidos al exceso temerario de actividad, pero es raro que en los hospitales se les pueda mantener en cama más de unos pocos días. Sagitario cede de mala gana a la enfermedad, y se recupera con sorprendente rapidez. Es alguien a quien la vida rara vez derrota en forma permanente. Los Arqueros creen que con toda seguridad mañana será mejor que ayer, y hoy es bien interesante. Los ataques de depresión desaparecen casi antes de que las nubes hayan llegado a oscurecer la luz del sol.
A menos que en su carta natal haya alguna influencia cautelosa y conservadora, todo Sagitario tiene algo de jugador. Son muy pocos los que pueden resistirse a arrojar un par de billetes sobre el tapete verde. El repiqueteo de los dados en el cubilete tiene para algunos hombres y mujeres de Júpiter el atractivo de las canciones de Circe. Si su nacimiento estuvo señalado por aspectos diversos entre los planetas, un Arquero puede perder una fortuna en el juego de azar, o tirar el dinero del alquiler a las patas de su caballo favorito. Los casinos de juego atraen a Sagitario como el azúcar a las moscas, y lo mismo sucede con otros juegos más serios, como el mercado de acciones y las operaciones inmobiliarias. Afortunadamente, la mayor parte de ellos mantienen bajo control su tendencia a la especulación, pero no por eso se privan de arriesgar de vez en cuando un billete de lotería. Tanto los tímidos como los enérgicos sabrán aprovechar en cualquier momento las oportunidades amorosas: Sagitario se entrega al romance con temerario abandono, pero es frecuente que cuando se habla de matrimonio se detenga súbitamente en seco; lo piensa bien antes de seguir adelante, y mete la pata después de hacer cuidadosas consideraciones. Aunque en las relaciones amorosas el Arquero es cálido y afectuoso, resulta bastante esquivo a la hora de dejarse atrapar. Simbólicamente, es mitad hombre y mitad caballo, lo que evidentemente le da una cabeza de ventaja en cualquier partida de caza, a menos que tropiece con sus propias patas.
Entre los rasgos mas desagradables de Sagitario se cuentan la tendencia al mal genio, el excesivo amor a la comida y a la bebida -que puede llevarles a la obesidad y al alcoholismo-, el hiriente sarcasmo que puede empañar su brillantez mental, o la excentricidad extrema, y la incapacidad para guardar secretos. Sin embargo, ninguno de esos fallos es necesariamente permanente; resultan fáciles de desarraigar para la determinación de Sagitario. El Sagitario medio te hará un préstamo de dinero sin hacerte pasar jamás por la vergüenza de pedirlo, ni siquiera obligar a devolverlo (si no media un signo lunar cicatero). El ama de casa de este signo adoptará al huérfano sin hogar o al animal perdido, y en su mesa siempre habrá lugar para uno más.
Sagitario tiene tendencia a salirse por la tangente. El Arquero abrazara con devoción ciega una gran causa, y creerá que las posibilidades superan a las desventajas: una actitud que resulta de su imaginación brillante y su pensamiento progresista. Jamás deja de defender su posición con argumentos fríos y razonables, a veces reduciendo a tiras al adversario con su sátira cortante, y sin embargo, de alguna manera se mantiene por encima de la refriega. Esto no es óbice para que su fuego esté siempre listo para el ataque cuando alguien agrede injustamente a su pupilo o su causa del momento. Como enemigo es formidable, porque se toma el tiempo de poner la mira en su víctima, le apunta directamente. Es raro que sus flechas fallen el blanco; están impregnadas de humor satírico y son lo bastante agudas como para atravesar la más sólida de las armaduras.
Aunque hay algunos decembrinos que son auténticamente divertidos, una curiosa característica de la mayoría de ellos es que, cuando hacen un chiste, no aciertan del todo con el momento y se las arreglan para sacarle toda la gracia. El público, ya sea en casa o en el teatro, se retuerce de risa ante su torpeza, mientras el Arquero piensa, contentísimo, que festejan sus grandes dotes de comediante. De todas maneras, puede resultar muy jocoso.
Hombres y mujeres, los Sagitario pueden conducirse en la forma mas chapucera, como ya hemos visto, o bien fingir una actitud tan modesta, que le darán a uno la impresión de no ser demasiado inteligentes, o tal vez tímidos. Es verdad que algunos Sagitarios suelen mostrar excéntricos hábitos de reclusión, pero eso les ofrece más oportunidades para aguzar su inteligencia hasta la genialidad.
Aunque tienen una memoria fantástica, que les permite saber exactamente lo que dijeron y donde estaban el 14 de abril de 1959, y recordar libros y películas con toda minuciosidad, los de este signo pueden olvidar donde dejaron la americana. La mayoría de ellos constantemente pierden guantes, llaveros, billeteras... y hasta hay quien tiene la maldad de decir que perderían la cabeza si no la tuvieran bien amarrada al cuello.
Sagitario jamás puede tener éxito como mentiroso; nadie le cree ni media palabra. El engaño no es parte de su naturaleza y, si intenta explotar esta veta, lo más fácil es que sea desenmascarado rápidamente y sin esfuerzo. Para el es siempre mejor decir la verdad y dejar que las cosas salgan como salgan. Ni siquiera su mentalidad observadora y alerta puede rescatarle de los resultados de una excursión por el territorio del engaño, a menos que tenga ascendente Escorpio. Conozco un Arquero reservado y silencioso que tiene un ascendente Plutoniano, lo cual le convierte en un gran jugador de ajedrez. Este tipo de jupiterianos son excepcionales, pero algunos hay, y prepárate para encontrarlos.
Para Sagitario, la vida es secretamente un circo, en el que él es el payaso que rueda y da tumbos, atravesando aros de color púrpura, ataviado con un traje azul cielo. Tiene la cara embadurnada con los brillantes y alegres colores del maquillaje.
A medida que la música del organillo va subiendo de tono, él tambalea y se cae; después, con un perfecto salto mortal, se instala sobre el lomo de un airoso caballito. En los dedos de las manos luce tres anillos de turquesas; en los de los pies tintinean cascabeles que suenan como el lejano carillón de un campanario que se pierde entre las nubes. El Arquero hace sonar alegremente un lustroso cuerno de estaño, ese metal blando y maleable al que apenas si afecta la humedad. No importa que sea osado o tímido; la autentica naturaleza de este idealista generoso es tan alegre como el acebo navideño. Gallardamente se prende un clavel sobre el enorme corazón y curva su arco en dirección al cielo. Cuando apunta bien, sus tiros llegan a mayor altura de lo que puede ver el hombre, más allá de las estrellas, al lugar donde nacen realmente todos los sueños.
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