Escorpio, el Escorpión, el Águila o la Lagartija Gris, (del 24 de Octubre al 22 de Noviembre) COMO RECONOCERLO (I)
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Escorpio, el Escorpión, el Águila o la Lagartija Gris, (del 24 de Octubre al 22 de Noviembre) COMO RECONOCERLO (I)
-El horror de ese momento -continuó el Rey-,
nunca, nunca lo olvidaré.
-Lo olvidarás, sin embargo -declaró la Reina-,
si no insistieras en recordarlo.
La cuestión es... quien ha de ser el amo, y nada más.
Una enciclopedia describe al escorpión como un arácnido nocturno que ataca y paraliza a su presa con un veneno inyectado mediante la larga cola curva, que utiliza tanto para la defensa como para la destrucción. A veces, su picadura es fatal.
Es frecuente que la gente se retraiga visiblemente cuando alguien dice que nació en noviembre, murmurando: “¡Ah, entonces es un Escorpio! “, ya sea con franco temor o con respetuoso sobrecogimiento. A veces hay también una risita, referida evidentemente a la legendaria pasión de Escorpio. Escorpio está harto de esas reacciones ante su signo solar, y ¿quién puede culparlo? Pero... es que es despiadado y peligroso, ¿no es cierto?
No. Depende. Primero, será mejor que el lector aprenda a reconocer el signo. En autodefensa tal vez... o porque busca un ser humano realmente superior.
A Escorpión le gusta viajar de incógnito. Gracias al control que ejerce sobre su naturaleza, por lo general lo consigue, pero hay un par de atajos que permitirán atravesar con más facilidad su disfraz, ya sea a medianoche o a mediodía.
Fíjate en los ojos. Pueden ser verdes, azules, castaños o negros, pero serán siempre penetrantes y de una intensidad hipnótica. A la mayoría de las personas les pone nerviosas e incomodas la mirada de un Escorpión. Tendrás que ser tú quien rompa el ensalmo y aparte primero la vista, porque a mirar, Escorpión siempre te ganará. Es una identificación infalible de la personalidad plutoniana. Los ojos de Escorpio se te clavan profundamente, despiadadamente, como si te atravesaran el alma. Y así es.
Después, escúchale hablar. Su tono puede tener la suavidad del terciopelo, ser ronco o cortante; el habla será lenta y mesurada o entrecortada y brusca, pero lo que diga nunca quedará en la penumbra. El ego de Escorpio es total. El Escorpión sabe lo que es y sabe lo que no es, y su conocimiento no cambiará por nada que pueda pensar nadie. Los insultos le resbalan y los halagos no le mueven ni medio centímetro. Él no necesita que nadie le señale sus vicios ni sus virtudes. En el mejor de los casos, coincidirá tranquilamente con tu apreciación; en el peor, sospechará de tus motivos.
La próxima vez que estés con un grupo de gente, saca a colación el tema de los signos solares, y comenta que con un poco de práctica, es bastante fácil reconocerlos. Cuando alguien te inmovilice con una mirada hipnótica y declare con suprema confianza que no podrás adivinar su signo, dile con firmeza: “Tú eres un Escorpión”. Tal vez sea la primera vez que parpadea. Pero la fijeza de su mirada no se alterará mas que un instante; rápidamente recobrará la fría compostura que exhibía antes de que tú descubrieras su cuidadoso disfraz. Si alguna vez tropiezas con un Escorpio charlatán y de mirada huidiza, catalógalo como una excepción astrológica tan rara como el dronte. Hay gente nacida en noviembre que tiene en su carta astrológica influencias planetarias condicionantes de inquietud, pero de lo que se trata es de que aprendas a conocer al Escorpión típico. De los de tipo nervioso encontrarás muy pocos. La naturaleza puede ser modificada por otras influencias astrales, pero en pequeña medida.
La mayoría de los plutonianos son de físico poderoso. Tienen rasgos notablemente fuertes, nítidos y bien dibujados, y son de nariz prominente, aguileña a veces. De ordinario, la tez es muy pálida y casi traslucida, y las cejas, espesas, se unen sobre el puente de la nariz. La presencia misma de Escorpio irradia una vitalidad restallante y eléctrica que le traiciona. Por más tranquilo que procure mostrarse, semejante fuerza vital no se puede ocultar por completo. Los hombres suelen ser de brazos y piernas muy velludos, a veces con reflejos rojizos.
La mayoría tienen pelo y ojos tirando a oscuros, pero no te olvides que hay gélidos tipos rubios, de los cuales Grace Kelly y Billy Graham son excelentes ejemplos. Gélidos por fuera, claro. La equilibrada calma superficial del carácter plutoniano es una estrategia para ocultar su bullente naturaleza íntima.
Su dominio de la personalidad es envidiable. Por mas que se hayan agitado sus emociones, rara vez aparecen reflejadas en el rostro impasible e inmóvil de Escorpio. Son gente que cultiva orgullosamente y a conciencia una expresión vacía. Ordenan a sus rasgos que se mantengan inmóviles, y la cara les obedece. (¿Cómo iba a atreverse a desobedecer a Escorpión?) Rara vez verás que los traicione el rubor, un gesto o una mueca. Las sonrisas son raras, pero auténticas. El cuerpo sigue las mismas órdenes que el rostro. No es fácil observar sobresaltos, tics o movimientos nerviosos; son gente a quienes la confusión no encoge ni el orgullo hincha. Sus reacciones se mantienen siempre en un mínimo absoluto, porque el arte de Escorpio consiste en indagar incesantemente en la naturaleza y los motivos ajenos, en tanto que el se mantiene inescrutable, y en eso es un experto.
Es importante recordar que hay un tipo particular de Escorpiones que se mueven y hablan con bastante rapidez, y demuestran tener una modalidad amistosa y abierta. Mírale profundamente a los ojos y piensa realmente en algunas de sus acciones pasadas, en su verdadero comportamiento. Toda esta grata charla no es más que un juego; por dentro, son tan duros y determinados como los exponentes más típicos del signo. Hasta es posible que sean un poco más peligrosos, porque su disfraz es mejor y te engañarán con más facilidad. Si empiezas a tratar a uno de ellos como a un tipo cordial y bonachón, puedes estar buscándote problemas. Hay que estar en guardia con todos los Escorpiones, y no quiero decir que sean malos; simplemente, no son blandos ni ingenuos. Hay algunos que se dan cuenta de que la intensidad de sus ojos les traiciona y usan frecuentemente gafas de sol, de noche incluso.
Si le dices a Escorpio que tiene un gran talento y que algún día se hará famoso, te contestará tranquilamente y sin darle importancia: “Si, ya lo se”. Si le pides que te haga un favor, la respuesta será igualmente simple: “Si, claro que si”, o: “No, no puedo”.
Si eres sensible, no le pidas su opinión o su consejo porque te dirá la verdad, brutal y desnuda. Tú le preguntaste y él te responde. Escorpio no halagará con falsedad a nadie para conseguir una ventaja o hacerse un aliado; la adulación está por debajo de él. Cuando te diga algo agradable, atesóralo: puedes estar seguro de que es sincero y sin adornos. Si te dice que tienes buena voz, deja de cantar en la ducha y busca un micrófono. Si te dice que tu voz es estupenda, preséntate tranquilo al Metropolitan Opera House. Hasta es posible que, sin esfuerzo alguno, aparte de tu camino algunas montañas en su afán de ayudarte. No creas todo lo que se dice del egoísmo de Escorpión. Escucha en cambio a algunos de los afortunados que han recibido de él prudentes consejos y conocen su generosidad. Por naturaleza, Escorpio atrae fervorosos y leales admiradores, o enemigos rencorosos y que le envidian. Pero incluso estos últimos, a regañadientes, le respetan, y ya verás como se guardan de desafiarle abiertamente. El ejemplo de los pocos que lo hicieron es un vivido y doloroso recordatorio de que hay que andar con pies de plomo para atacar a Escorpión y a su planeta, Plutón. Recuerda que Plutón rige la potencia nuclear.
Sin embargo, hay en estas gentes una obsesiva dulzura, y también, con frecuencia, una tierna simpatía hacia los enfermos y los sufrientes. El toque de Escorpión puede ser tierno y fresco, también ardiente. Su posición solar le da la posibilidad de seguir varios caminos. Puede imitar al Escorpión nocturno, que no solo pica a los demás sino que puede matarse con su propia picadura, por el solo placer de picar, o puede imitar la senda ascendente y gloriosa del Águila que es su símbolo, elevándose por encima de las limitaciones terrestres y usando su fuerza con prudencia y justicia. Grandes generales como McArthur, presidentes como Theodore Roosevelt y científicos como madame Curie y Jonas Salk son águilas. Los presidentes de los Estados Unidos nacidos bajo este signo superan en número a los de cualquier otro.
nunca, nunca lo olvidaré.
-Lo olvidarás, sin embargo -declaró la Reina-,
si no insistieras en recordarlo.
La cuestión es... quien ha de ser el amo, y nada más.
Una enciclopedia describe al escorpión como un arácnido nocturno que ataca y paraliza a su presa con un veneno inyectado mediante la larga cola curva, que utiliza tanto para la defensa como para la destrucción. A veces, su picadura es fatal.
Es frecuente que la gente se retraiga visiblemente cuando alguien dice que nació en noviembre, murmurando: “¡Ah, entonces es un Escorpio! “, ya sea con franco temor o con respetuoso sobrecogimiento. A veces hay también una risita, referida evidentemente a la legendaria pasión de Escorpio. Escorpio está harto de esas reacciones ante su signo solar, y ¿quién puede culparlo? Pero... es que es despiadado y peligroso, ¿no es cierto?
No. Depende. Primero, será mejor que el lector aprenda a reconocer el signo. En autodefensa tal vez... o porque busca un ser humano realmente superior.
A Escorpión le gusta viajar de incógnito. Gracias al control que ejerce sobre su naturaleza, por lo general lo consigue, pero hay un par de atajos que permitirán atravesar con más facilidad su disfraz, ya sea a medianoche o a mediodía.
Fíjate en los ojos. Pueden ser verdes, azules, castaños o negros, pero serán siempre penetrantes y de una intensidad hipnótica. A la mayoría de las personas les pone nerviosas e incomodas la mirada de un Escorpión. Tendrás que ser tú quien rompa el ensalmo y aparte primero la vista, porque a mirar, Escorpión siempre te ganará. Es una identificación infalible de la personalidad plutoniana. Los ojos de Escorpio se te clavan profundamente, despiadadamente, como si te atravesaran el alma. Y así es.
Después, escúchale hablar. Su tono puede tener la suavidad del terciopelo, ser ronco o cortante; el habla será lenta y mesurada o entrecortada y brusca, pero lo que diga nunca quedará en la penumbra. El ego de Escorpio es total. El Escorpión sabe lo que es y sabe lo que no es, y su conocimiento no cambiará por nada que pueda pensar nadie. Los insultos le resbalan y los halagos no le mueven ni medio centímetro. Él no necesita que nadie le señale sus vicios ni sus virtudes. En el mejor de los casos, coincidirá tranquilamente con tu apreciación; en el peor, sospechará de tus motivos.
La próxima vez que estés con un grupo de gente, saca a colación el tema de los signos solares, y comenta que con un poco de práctica, es bastante fácil reconocerlos. Cuando alguien te inmovilice con una mirada hipnótica y declare con suprema confianza que no podrás adivinar su signo, dile con firmeza: “Tú eres un Escorpión”. Tal vez sea la primera vez que parpadea. Pero la fijeza de su mirada no se alterará mas que un instante; rápidamente recobrará la fría compostura que exhibía antes de que tú descubrieras su cuidadoso disfraz. Si alguna vez tropiezas con un Escorpio charlatán y de mirada huidiza, catalógalo como una excepción astrológica tan rara como el dronte. Hay gente nacida en noviembre que tiene en su carta astrológica influencias planetarias condicionantes de inquietud, pero de lo que se trata es de que aprendas a conocer al Escorpión típico. De los de tipo nervioso encontrarás muy pocos. La naturaleza puede ser modificada por otras influencias astrales, pero en pequeña medida.
La mayoría de los plutonianos son de físico poderoso. Tienen rasgos notablemente fuertes, nítidos y bien dibujados, y son de nariz prominente, aguileña a veces. De ordinario, la tez es muy pálida y casi traslucida, y las cejas, espesas, se unen sobre el puente de la nariz. La presencia misma de Escorpio irradia una vitalidad restallante y eléctrica que le traiciona. Por más tranquilo que procure mostrarse, semejante fuerza vital no se puede ocultar por completo. Los hombres suelen ser de brazos y piernas muy velludos, a veces con reflejos rojizos.
La mayoría tienen pelo y ojos tirando a oscuros, pero no te olvides que hay gélidos tipos rubios, de los cuales Grace Kelly y Billy Graham son excelentes ejemplos. Gélidos por fuera, claro. La equilibrada calma superficial del carácter plutoniano es una estrategia para ocultar su bullente naturaleza íntima.
Su dominio de la personalidad es envidiable. Por mas que se hayan agitado sus emociones, rara vez aparecen reflejadas en el rostro impasible e inmóvil de Escorpio. Son gente que cultiva orgullosamente y a conciencia una expresión vacía. Ordenan a sus rasgos que se mantengan inmóviles, y la cara les obedece. (¿Cómo iba a atreverse a desobedecer a Escorpión?) Rara vez verás que los traicione el rubor, un gesto o una mueca. Las sonrisas son raras, pero auténticas. El cuerpo sigue las mismas órdenes que el rostro. No es fácil observar sobresaltos, tics o movimientos nerviosos; son gente a quienes la confusión no encoge ni el orgullo hincha. Sus reacciones se mantienen siempre en un mínimo absoluto, porque el arte de Escorpio consiste en indagar incesantemente en la naturaleza y los motivos ajenos, en tanto que el se mantiene inescrutable, y en eso es un experto.
Es importante recordar que hay un tipo particular de Escorpiones que se mueven y hablan con bastante rapidez, y demuestran tener una modalidad amistosa y abierta. Mírale profundamente a los ojos y piensa realmente en algunas de sus acciones pasadas, en su verdadero comportamiento. Toda esta grata charla no es más que un juego; por dentro, son tan duros y determinados como los exponentes más típicos del signo. Hasta es posible que sean un poco más peligrosos, porque su disfraz es mejor y te engañarán con más facilidad. Si empiezas a tratar a uno de ellos como a un tipo cordial y bonachón, puedes estar buscándote problemas. Hay que estar en guardia con todos los Escorpiones, y no quiero decir que sean malos; simplemente, no son blandos ni ingenuos. Hay algunos que se dan cuenta de que la intensidad de sus ojos les traiciona y usan frecuentemente gafas de sol, de noche incluso.
Si le dices a Escorpio que tiene un gran talento y que algún día se hará famoso, te contestará tranquilamente y sin darle importancia: “Si, ya lo se”. Si le pides que te haga un favor, la respuesta será igualmente simple: “Si, claro que si”, o: “No, no puedo”.
Si eres sensible, no le pidas su opinión o su consejo porque te dirá la verdad, brutal y desnuda. Tú le preguntaste y él te responde. Escorpio no halagará con falsedad a nadie para conseguir una ventaja o hacerse un aliado; la adulación está por debajo de él. Cuando te diga algo agradable, atesóralo: puedes estar seguro de que es sincero y sin adornos. Si te dice que tienes buena voz, deja de cantar en la ducha y busca un micrófono. Si te dice que tu voz es estupenda, preséntate tranquilo al Metropolitan Opera House. Hasta es posible que, sin esfuerzo alguno, aparte de tu camino algunas montañas en su afán de ayudarte. No creas todo lo que se dice del egoísmo de Escorpión. Escucha en cambio a algunos de los afortunados que han recibido de él prudentes consejos y conocen su generosidad. Por naturaleza, Escorpio atrae fervorosos y leales admiradores, o enemigos rencorosos y que le envidian. Pero incluso estos últimos, a regañadientes, le respetan, y ya verás como se guardan de desafiarle abiertamente. El ejemplo de los pocos que lo hicieron es un vivido y doloroso recordatorio de que hay que andar con pies de plomo para atacar a Escorpión y a su planeta, Plutón. Recuerda que Plutón rige la potencia nuclear.
Sin embargo, hay en estas gentes una obsesiva dulzura, y también, con frecuencia, una tierna simpatía hacia los enfermos y los sufrientes. El toque de Escorpión puede ser tierno y fresco, también ardiente. Su posición solar le da la posibilidad de seguir varios caminos. Puede imitar al Escorpión nocturno, que no solo pica a los demás sino que puede matarse con su propia picadura, por el solo placer de picar, o puede imitar la senda ascendente y gloriosa del Águila que es su símbolo, elevándose por encima de las limitaciones terrestres y usando su fuerza con prudencia y justicia. Grandes generales como McArthur, presidentes como Theodore Roosevelt y científicos como madame Curie y Jonas Salk son águilas. Los presidentes de los Estados Unidos nacidos bajo este signo superan en número a los de cualquier otro.
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