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La mujer Capricornio (I)

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Mensaje  Saradia Vie Ago 28, 2009 11:50 am

Entonces se levantó y empezó a pasearse,
al principio bastante rígida
porque temía que se le cayera la corona:
pero se consoló con la idea
de que nadie había allá para verla,
.. Y si realmente soy reina -se dijo
mientras volvía a sentarse-,
con el tiempo podré desenvolverme muy bien.

No hay un modelo típico de mujer Capricornio. Puede ser la conservadora de un museo y mirarte a través de unas gafas como las de la abuela, porque las necesita, y también ser bailarina y usar un taparrabos de lentejuelas, por pura diversión. Podrás verla dirigir con toda eficiencia una asociación de padres y maestros, freír hamburguesas en una cafetería u organizar el baile de caridad más impresionante de la ciudad. Una mujer Capricornio puede brillar en las columnas de noticias sociales, sonreír recatadamente detrás de un candidato político (su marido) o verter líquidos misteriosos en tubos de ensayo. Pero no importa lo que haga ni la ropa que use: Saturno regirá sus acciones y sus objetivos secretos. Puede ser ultra femenina, tan coqueta y encantadora como para conseguir que un hombre se sienta un oso gigantesco, capaz de protegerla de este mundo frío y cruel; pero también puede mostrarse gélida, silenciosa y distante, tranquilamente instalada en su pedestal de mármol mientras te desafía a que tengas la habilidad suficiente para ganar su distinguida mano. No importa la personalidad que proyecte: por debajo de sus artilugios femeninos o de su modalidad práctica y sensata, siempre está la misma meta: una acerada determinación de atrapar al hombre justo, capaz de llegar a ser importante, de hacerla sentir orgullosa y de ser buen padre para sus hijos.

Son tantas las muchachas Capricornio que tienen una carrera, que se podría pensar que el amor y el matrimonio pasarían siempre a segundo plano. Con el amor, eso es cierto; con el matrimonio, no. Lo que hay que entender es que las metas de Capricornio son la seguridad, la autoridad, el respeto y la posición. Poco importa que esas necesidades se satisfagan frente a un encerado como maestra de escuela, detrás de un escritorio como ejecutiva, o junto a un marido ambicioso cuya vida social y hogareña ella pueda manejar con fácil gracia y planteamiento cuidadoso. De una manera o de otra, la mujer Capricornio conseguirá que la reconozcan; hay quien lo consigue escribiendo libros, dando conferencias, pintando o componiendo música. Es sorprendente cuantos nativos de este signo, de uno u otro sexo, tienen un excepcional talento artístico. Tal vez les venga de su sentido innato del equilibrio y de la armonía, que les lleva a saber lo que es placentero y lo que es correcto.

El punto es un poco delicado, pero incluso las mujeres saturninas a las que llegas a conocer en algún teatro de revista, o desempeñándose en la profesión mas antigua del mundo (y apenas si serán un puñado), terminarán por casarse con el artista principal o con el propietario del teatro, en el primer caso, y con el mas rico de sus clientes en el segundo. El destino de la Cabra es trepar. No importa que el punto de partida esté situado alto o bajo: cuando llega a la cima es cuando la vista le parece más satisfactoria. No hay oropeles en la mujer Capricornio; jamás la veras abrirse paso a gritos y codazos hasta el primer lugar. Hasta puede ser que pienses que es lo bastante dócil como para conformarse con ver la competición desde uno de los asientos del fondo. Espera, y veras a quien ascienden.

No vayas a pensar erróneamente que es una chica que jamás sacrificará su carrera al matrimonio. Dale una mínima oportunidad de brillar en sociedad y ser la dueña de una casa bien puesta, y ya verás con que rapidez pierde interés en su trabajo (una de las pocas cosas que hará con rapidez). Si necesitas que lo haga, una mujer de este signo seguirá trabajando de buena gana para ayudarte en tu ascenso por la montaña del éxito, sin dedicarse a vagabundear. Por otra parte, si no necesita hacerlo, estará encantada de disfrutar de su puesto de esposa... siempre que el puesto sea bueno, y la seguridad económica suficiente.

Uno de los rasgos mas típicos y deliciosos de estas muchachas es su natural aristocracia, la gracia de sus modales. Puedes conocer a una chica Capricornio que creció en una cabaña de una sola habitación, accionando las barreras del ferrocarril, o que es hija de un hombre que hace el turno de noche en las minas de carbón, pero si no es ella quien decide hablarte de sus orígenes (cosa que probablemente no hará), tu estarás convencido de que procede de una de las antiguas familias, y de que fue a una de las mejores escuelas de educación social para señoritas, tal es su sentido, innato en Capricornio, de la corrección social y de las apariencias y convenciones mas conservadoras.

Cualquier hombre que inicie una relación con la Cabra debe estar al tanto de algo que es básico para conocer a este signo solar: parecerá dotada de un temperamento más equilibrado y de más estabilidad emocional de lo que realmente tiene. Su modalidad puede convencer a cualquiera de que es tan firme como una roca, y de que nada puede conmover la calma de su superficie. La verdad es que esta sujeta a mil y un cambios anímicos. Todas las mujeres están sujetas a cambios de humor, dirás tú; pero las de Capricornio pueden caer en periodos realmente muy negros y prolongados. Si se siente maltratada o desdeñada, eso le dará para días, semanas y hasta meses de cavilación. Aunque ella diga que eso es ser practica y sensata, la tristeza, el pesimismo y la depresión característicos de Saturno tienen raíces mucho mas profundas. Lo que los desencadena es el miedo al futuro, la preocupación por el presente y el dolor por el pasado; también, en estas muchachas, puede ser la sospecha de que se están burlando de ellas o de que padecen algún tipo de inadecuación. Les cuesta aceptar las continuas bromas, de manera que evítalas. A decir verdad, a Capricornio le resulta imposible ver el chiste cuando ella es la victima. No es necesario que estés constantemente cubriéndola de halagos (de todas maneras, si no fueran sinceros se daría cuenta), pero no le hagas bromas sobre asuntos importantes, y elógiala con la frecuencia suficiente como para que se dé cuenta de que comprendes su verdadero valor.

Para ella es difícil relajarse en situaciones románticas. Bajo la fría superficie de Capricornio, el deseo físico es intenso, en mayor medida de lo que la mayoría sospecha, y jamás se satisface con relaciones superficiales. Andar por ahí perdiendo el tiempo con abrazos que cortan el aliento y besos apasionados no es, decididamente, su deporte favorito, aunque una vez este segura de que tú eres el hombre adecuado y de que la economía es firme -o tu ambición suficiente- será tan cálida como un oso panda: mimosa, afectuosa, e incluso apasionada. Las chicas de Capricornio no creen en los sueños vagos que se deslizan al acaso por un nebuloso cielo azul. Quieren saber hacia donde las lleva la nave del romance, y si navegan por aguas seguras. Si piensas cruzar el umbral con una Capricornio en brazos, ten la seguridad de que los cimientos de tu casa sean firmes. Cerciórate de que esté bien asegurada y de que la hipoteca esté pagada, o poco falte.

Probablemente será escrupulosa en lo social, muy pendiente de la etiqueta, y mostrará preferencia por costumbres raras, como servilleteros de plata labrada y sillas tapizadas en petit point. Las cosas deben ser correctas, y hay que respetar la tradición por encima de todo. Es posible que tenga la costumbre incongruente de querer comprar en las tiendas más caras y exclusivas, y sin embargo, insista en hallar cosas baratas. No tendrá inconveniente en comprarse un vestido de liquidación, siempre que la etiqueta sea de una casa buena.

Las mujeres Capricornio tienen una belleza peculiar y fresca; es raro encontrar alguna que no sea excepcionalmente atractiva. Aun así, son tímidas y se sienten inseguras de su apariencia, de modo que necesitan que se les repita continuamente que son bonitas. Aunque odian todas las formas de engaño, caen en el pecado de no confesar la edad, y generalmente les sale bien, gracias a la extraña condición de Saturno: de niñas parecen ancianitas y después florecen súbitamente para convertirse en mujeres que tras haber pasado la primavera de la vida tienen el aspecto de muchachas.
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