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Mensaje  Estrella Jue Oct 22, 2009 11:39 pm

Las Flores de Bach y el origen de la enfermedad

Uno de los aspectos más notable de la terapia floral de Bach es la búsqueda y el tratamiento del origen verdadero de la enfermedad. Cuando nos enfermamos, normalmente buscamos un remedio rápido y eficaz para sentirnos mejor, pero casi nunca nos ponemos a pensar en el verdadero origen de esta enfermedad. Por ejemplo, si nos da gripe, normalmente lo asociamos con algo externo, como lo es el virus de la gripe o el que nos hayamos mojado, tomado una nieve o salido a la calle una noche en que hacía frío. Estos factores pueden ayudar a que nos enfermemos, pero no siempre que nos mojamos o convivimos con una persona con gripa nos enfermamos, así que debe de haber otro factor, y ése es el factor emocional.

Cada vez son más las investigaciones que comprueban lo establecido por el Dr. Bach: las emociones tienen un efecto profundo en nuestra salud. No solo afectan al sistema inmunológico, sino que crean predisposiciones a muchas enfermedades. Prácticamente a cada enfermedad se le ha asociado una emoción negativa.

Por ejemplo, emociones como el odio, la envidia y el resentimiento están relacionados con enfermedades como el cáncer y la diabetes. Las enfermedades de la piel se relacionan con la falta de autoestima. Siempre que hay cambios en el estilo de vida hay tensión emocional, lo cual debilita el sistema inmunológico, que a su vez propicia el desarrollo de enfermedades.

Es allí donde las flores de Bach muestran su valor. No solo sirven para resolver el problema emocional, sino también la causa emocional de la enfermedad. Mientras algunas terapias pueden simplemente aliviar los síntomas, las flores de Bach resuelven su verdadero origen. No por esto debe de dejar de tratarse la enfermedad a nivel físico, pero si no se resuelve el problema emocional, es muy probable que con el paso del tiempo el problema físico vuelva a aparecer.

Una vez que entendemos que las enfermedades tienen su origen en las emociones, podemos analizarnos a nosotros mismos hasta encontrar cuales fueron las emociones que provocaron la enfermedad. Por ejemplo, si tenemos gripe, podemos recorrer las emociones y experiencias del pasado que nos han llevado a esta enfermedad. Puede ser una simple tensión emocional pasajera, por aspectos familiares, escolares, o de trabajo, pero lo suficientemente poderosa como para debilitarnos lo suficiente para que la enfermedad física se presente. Una vez que tomamos conciencia de ello, es más fácil y rápido superar la enfermedad.

De esta forma, podemos entender a las enfermedades no como castigos o errores, sino como oportunidades para superarnos emocionalmente. Lo más deseable es que continuamente nos analicemos para conocernos a nosotros mismos, superando así nuestras limitaciones y alzando una mejoría personal. Pero si no nos autoanalizamos, entonces aparece la enfermedad, como si nuestro yo interno nos dijera: “¡Oye, me estás descuidando!”

Ahora, no siempre es fácil identificar esas emociones, y mucho menos superarlas. Entonces usamos las flores de Bach, ofreciendo al cuerpo un estímulo adicional para superar nuestros miedos, resentimientos y traumas, por ejemplo.

Cuauhtemoc F Ramirez Arriola


Como funcionan las Flores de Bach

El método se basa en el uso de trenita y ocho remedios naturales, derivados de las flores, que inciden sobre las vibraciones energéticas más sutiles del hombre.

Con la asimilación de los remedios, que carecen de efectos secundarios y no interfieren con los medicamentos, se obtiene una mayor resistencia a los trastornos físicos, así como una mayor serenidad y aceptación de uno mismo.

Pero ¿por qué precisamente las flores?, pues porque la vida de la planta se concentra en sus flores y es que la flor donde está la semilla que después vuelve a la tierra para regenerarse de nuevo.

Así, podemos apreciar cómo, al relacionarnos con las flores y la preparación de los remedios, actuamos a través de los cuatro elementos fundamentales que regulan la armonía de nuestro planeta:

-la tierra, que proporciona a la flor apoyo y alimento, y a nosotros nos da conciencia y sostén; sin la tierra, no podríamos existir, por lo menos tal como somos ahora;

-el aire, que nos alimenta;

-el fuego, que se expresa con toda su fuerza, a través también del sol que nos nutre y nos regenera, y es un elemento indispensable en la preparación de los remedios;

-el agua, que nutre la planta y es determinante para la vida de todo el planeta y también para nosotros, dado que nuestro cuerpo está compuesto en un ochenta por ciento por agua y, además, porque los remedios se preparan utilizando el agua como elemento base.

Así es como toda la naturaleza de los remedios se expresa a través del vínculo con los cuatro elementos que se encuentran en la base de la vida misma y son, por lo tanto, determinantes e imprescindibles.

No existe curación posible si no va acompañada por una actitud mental distinta, por la tranquilidad y la felicidad interior.

La única condición que debe tener en cuenta quien experimenta por sí mismo este método es que aprenda a reconocer honestamente los propios estados de ánimo, asociarlos con los remedios y confiarse a ellos para recuperar el bienestar.

Bach consideraba que estas flores pertenecen a un “orden superior”, por cuanto cada una de ellas canaliza una vibración energética que responde perfectamente a determinadas características del ánimo humano. Las treinta y ocho flores, por tanto, se relacionan con el paciente en función de un intercambio energético que podría definirse como “chispa divina”, o también como “potencial espiritual”, y que se clasifican de acuerdo con este potencial.

Por lo tanto, cuando un obstáculo se interpone entre nuestra personalidad y nuestro potencial espiritual, nuestro campo energético produce una vibración distorsionada que, con el tiempo, puede degenerar y activar un malestar de tipo físico.

El objetivo prioritario de las flores es el de relacionarse con nuestras características básicas, para devolverlas a su primitivo equilibrio y, por consiguiente, y a través de su vibración energética beneficiosa, recordándonos quiénes somos y cuáles son nuestras autenticas potencialidades.

Así, restablecidos, podremos por fin volver a alcanzar aquellas características primarias que forman nuestro bagaje de recursos, y que nos permiten reconocer nuestra unidad y nos confieren integridad.

¿Cómo puedo saber que flores tomar?

Elegir la flor adecuada supone estar en condiciones de actuar sobre uno mismo y sobre los demás para ayudarles a crecer espiritualmente. Significa asumir que, de este modo, se empieza a tomar conciencia de la propia vida para actuar y aprende a reconocer cuáles son los propios desequilibrios. Significa, por último permitir que las flores se relacionen con nosotros, equilibrándonos y a la vez sugiriéndonos una nueva forma de afrontar la vida cotidiana y las relaciones con quienes nos rodean.

Para lograrlo, debemos primero ser capaces de trabajar con constancia sobre nosotros mismos, para aprender a reconocer nuestros estados de ánimo, incluso el más profundo, y por consiguiente activar el proceso de curación.

Un proceso que, en apariencia, debemos emprender solos, pero que, realmente, nos permite sentirnos parte del mundo, iguales a todas las demás criaturas y, sobre todo, conscientes del hecho de que nuestros errores son parecidos a los de tantos otros y que a través del reconocimiento de los propios desequilibrios, se accede ala comprensión universal. De este modo, un acto de amor hacia nosotros mismos se transforma en un acto de amor y de comprensión respecto a los demás. Hay que acabar, en suma, con el hábito de comparar y confrontar todo con nosotros mismos y adoptar una nueva actitud. Debemos afrontar los retos que nos depara el destino con decisión, conscientes de que hemos de llevar a cabo una misión concreta en esta vida. De hecho, esos obstáculos nos permiten adquirir un reconocimiento más profundo sobre la realidad.

Una premisa de este tipo nos lleva a considerar que la elección de la flor adecuada esta estrechamente relacionada con nuestra habilidad para actuar como mediadores entre las propiedades de la flor y nuestra propia capacidad de comprensión, que debe carecer de proyecciones y prejuicios o, peor aún, de recelos y que, a su vez, debe estar dirigida por un cierto reconocimiento tanto de las flores como de las distintas sintomatologías.

Veamos cuáles son los sistemas más usados para identificar la flor más adecuada o para la correcta mezcla de los remedios.

Contamos con dos posibles métodos: El Método Racional y el Método Intuitivo.

El método racional

Este sistema consiste en efectuar un análisis de los trastornos físicos y emotivos del paciente.

Existen diversos métodos para llevarlo a cabo.

EL CUESTIONARIO

Se trata de un sistema muy práctico que consiste en preparar una lista de los remedios posibles y un pequeño cuestionario que tome en consideración una serie de trastornos en el que se marcaran con una cruz todos aquellos que no se correspondan con la manera normal de sentir y percibir de las personas en cuestión.

Una vez acabado el test, y partiendo de la lista de remedios, pondremos al lado de cada flor tantas cruces como veces aparece en el repertorio junto a los trastornos señalados. La suma final nos permitirá identificar las flores implicadas en mayor número.

En este momento tan sólo quedará decidir cuál es la terapia más eficaz y correcta.

EL COLOQUIO

Otro sistema consiste en una simple charla, durante la cual, a través de las respuestas que nos proporcionará la persona, podremos reconocer el problema principal y, por consiguiente, la flor o las flores más adecuadas.

EL ANÁLISIS

Por el contrario, por lo que respecta a la elección efectuada personalmente, lo mejor es, además del cuestionario, leer con atención, con el corazón abierto y dispuesto a la búsqueda, la descripción de las flores, para identificar a qué tipología pertenecemos y, en consecuencia proceder a un examen más profundo de nosotros mismos.

En cualquier caso, recordemos que no hay flores correctas y flores equivocadas, sino flores más o menos adecuadas. En el caso de que el diagnóstico fuera incorrecto no sufriremos daño alguno. Simplemente, nuestro superconsciente identificará esa flor como innecesaria. Sea como fuere, no hay que temer que una flor inadecuada pueda provocarnos un desequilibrio que no sufríamos antes. No es así como funciona la energía y la vibración de las flores. En realidad, se trata de una energía que trabaja únicamente de manera positiva y que, por definición, no puede aumentar el desequilibrio.

El método intuitivo

Los métodos intuitivos son múltiples, desde la elección casual de la botellita hasta el uso del péndulo.

Estos métodos tienen la ventaja indudable de desconectar la mente de cualquier análisis, perjuicio u otra prevención.

Con estos métodos, confiamos en la energía para acometer la indagación, dejándole que realice un trabajo que, en caso de hacerla nosotros, seguramente sería más imperfecta.

En lo que respecta al ambiente en el que debe procederse a esta indagación, comentaremos que obviamente, no es preciso guardar las flores en una habitación especial; de todos modos, no estaría de más que se desarrollara en un lugar confortable y apartado, más aún si decidimos adoptar el sistema intuitivo. Evitaremos cualquier tipo de distracción: una mesa llena de objetos inútiles, trasiego de gente, teléfonos que suenan, etc.

Si es posible, pondremos un poco de música suave y relajante.
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