El ermitaño. Un ejemplo, y estudio contrapuesto

El ermitaño es una carta que alerta negativamente al consultante en una doble acepción cuando los asuntos que se consultan son deseados con premura, por un lado evoca la falta de rapidez en la materialización de los propósitos, y por otro lado, puede sugerir la toma de una postura reflexiva cuyo resultado nos lleve a una decisión no querida.
Lentitud, reflexión. Cuando analizamos la carta su sentido esencial debe cambiar si consideramos diferentes barajas. En Rider, la tonalidad de la carta es eminentemente gris, denota aislamiento, reflexión, y la figura de la carta se nos ubica en la cima de una montaña, nuevamente actividad mental, mística, o espiritual, por tanto los asuntos están parados porque están siendo meditados, pensados, sopesados. En el tarot de Marsella, la inactividad corporal de la figura es la misma que en Rider, sin embargo, presenta una diferencia acusada, la riqueza cromática, dos tonalidades resaltan el verde y el azul, azul el intelecto, la mente, la actividad mental, el verde, manifiesta fertilidad, y abundancia, es decir, profusa actividad mental-espiritual, el rojo aparece escasamente, nuevamente, poca actividad externa.
El ermitaño, nos aconseja parar en determinadas ocasiones, meditar, pensar sobre nuestras circunstancias, incluso dejarnos aconsejar, cuando el consejo procede de la sabiduría y la reflexión, representadas por el anciano.
Un saludo.
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